Otro invierno que se acerca, otro año en que tenemos que tomar todas las medidas para cuidarnos. Los virus respiratorios son pan de cada día cuando bajan las temperaturas y aumentan los niveles de contaminación ambiental. Hagámosle un favor a nuestro sistema inmune con estos consejos basados en alimentación equilibrada.
Omega-3, la base de un sistema inmune en equilibrio
Los ácidos grasos esenciales Omega-6 y Omega-3 cumplen funciones fundamentales para nuestro organismo y en condiciones normales deben estar perfectamente balanceados.
Por un lado, Omega-6 que se encuentra en diversos alimentos (como las semillas y los aceites derivados de semillas -girasol, maíz y sésamo-, los frutos secos, la quinoa, los cereales integrales, carnes y huevos) y razón por la cual su requerimiento nutricional está habitualmente cubierto. Y por otro, el aporte de Omega-3 funcional, EPA y DHA, que es solo posible de conseguir por medio del consumo de alimentos de origen marino, principalmente pescados grasos. Y es aquí donde es común el desequilibrio, ya que los niveles de omega-6 son muchas veces mayor, respecto al de omega-3.
El desbalance entre Omega-6 y Omega-3 puede potenciar inflamaciones crónicas o ayudar a que se produzcan con mayor facilidad inflamaciones agudas, difíciles de detectar y dañinas en el largo plazo.
Para impulsar una respuesta inmunológica equilibrada, consumir frutas, verduras y grasas del tipo Omega-3 EPA y DHA mediante 2 a 3 porciones de pescados grasos a la semana. Con este consumo, logramos un equilibrio en la relación Omega-6 / Omega-3 y aseguramos una respuesta inmune eficiente y equilibrada.
Un cuerpo nutrido de esta manera está mejor preparado para combatir los desafíos inmunológicos del invierno.
Fibras beneficiosas y bacterias buenas
El estado de nuestra microbiota puede tener impacto en nuestra salud. Y cuanto más sana está, más sano estás tú. Hoy sabemos que el 80% del sistema inmune o de defensa se encuentra en nuestro intestino. La clave para una microbiota sana es nutrir un equilibrio entre las casi 1000 especies diferentes de bacterias que habitan el intestino.
¿Cómo hacerlo? Hay dos maneras para mantener este equilibrio:
- Sumar bacterias o microbios vivos directamente al sistema intestinal. Esa es la función que cumplen los PROBIÓTICOS.
- Ayudar a que crezcan los bacterias buenas, que ya están allí dándoles los alimentos que les gustan. Esa es la función que cumplen los PREBIÓTICOS. Los prebióticos son un tipo de fibra soluble que sirve de combustible para los probióticos, es su alimento.
Juntos, prebióticos y probióticos funcionan mejor! Apoyando la microbiota intestinal, fortaleciendo el sistema digestivo y contribuyendo a un mejor sistema inmune.