Nuestro intestino es habitado por millones de microorganismos que llamamos microbiota o flora  intestinal. Esta microbiota comienza a adquirirse desde el nacimiento y está relacionada a muchas funciones de nuestro cuerpo: desde el apoyo en la absorción de nutrientes, hasta un papel relevante en el desarrollo del sistema de defensa.

Como hemos visto en otros post, los probióticos son un súper aliado en el cuidado de la microbiota.

¿Cuándo se comienza a desarrollar la microbiota en los niños?

La madre es quien le transfiere al niño, en el parto -siempre que sea vaginal- su flora bacteriana; es en este momento cuando comienza el niño a desarrollar su propia microbiota.

Pero también en el embarazo ocurre un fenómeno súper importante: la alimentación de la mamá, incluso sus niveles de estrés son importantes ya que pueden traspasarse proteínas inflamatorias (citoquinas), desde la placenta al feto impactando en la microbiota del niño que que se está formando.

La Microbiota es de por vida

Durante los primeros 4 años el niño completa su microbiota y es la que va a tener de por vida. Por lo tanto, una microbiota sana, mantendrá las mucosas intestinales sin inflamación, con inmunidad y salud mental óptima.

Sumado al parto vaginal, la lactancia materna se ha relacionado con una microbiota saludable, porque ambos son vehículos óptimos para transmitir bacterias beneficiosas al bebé.

El consumo de Probióticos en niños post lactancia 

Una ves que se comienza con la alimentación complementaria, lo recomendado es evitar las comidas ultraprocesadas para cuidar la microbiota de los niños, manteniendo un estado de equilibrio entre salud y enfermedad

El uso de probióticos en niños

Si bien existen distintas cepas o tipos de bacterias, cada una con una función específica. En niños sanos, para el apoyo a la flora bacteriana normal, se recomienda Bifidobacterium lactis o Lactobacillus.

¿En qué debemos fijarnos al elegir un suplemento probiótico para niños?

  1. Seguridad, que no contenga patógenos, tóxicos y libres de efectos colaterales o adversos.
  2. Se debe garantizar que los microorganismos están vivos, resistentes a la destrucción tecnológica.
  3. Las bacterias deben llegar vivas al intestino, resistentes a las secreciones gástricas o biliares que tenga capacidad de adherencia a la pared del intestino  para que tenga la capacidad de colonizar el tracto digestivo.
  4. Que sea estable durante la vida útil del producto.
  5. Que sea la cantidad adecuada al aporte, contener un número de cepas variables que conduzcan al efecto beneficioso demostrado.
  6. Nomenclatura específica, género y especie, con cepas específicas.
  7. Evidencia científica, estudios controlados de eficacia en seres humanos.
  8. Almacenamiento, sustancias de vehículo o relleno que no afecte la viabilidad de las cepas.
  9. Cada cepa debe presentar un efecto beneficioso, que se haya demostrado con evidencia científica.
  10. Etiquetado que especifique claramente sus características.

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